Estoy escribiendo estos días a ritmo de fado. Es un relato sin orden ni concierto, mezcla de libertad y disciplina; reflexión e invención. Escribo como si tocara las teclas de un piano. Empiezo por prosa y termino con poesía. El fado me arranca la voz de adentro. Salto de un tema a otro. Y me había bloqueado. Fado me tenía varado en la playa de la ficción: planteamiento, nudo y desenlace. Pero tenía hambre de estilo, quería romper con el estilo. No escribo para publicar. escribo para vivir.
De pronto, me encuentro leyendo “El congreso de literatura” ( Mondadori) de Cesar Aira, el argentino que ha destrozado los géneros en sus novelas cortas, como hizo Sergio Pitol. También el Carlos Fuentes de “Aura”. Asisto al congreso que propone César…y me pongo como un loco a escribir, a soltar el fado que hay dentro, a tocar el piano con las teclas del ordenador….la melodía es impresionante. No se puede leer el texto sin escuchar el fado. Y el relato sigue como un ejército en el campo de batalla, como la ola que se viene encima mientras corremos a la playa, como el fuego que destroza, como el viento que pone todo patas arriba, como el grito que te pone en pie. Fado te pone las pilas, te enerva, te da alas....
Aquí encontrarán los libros que leo. Se trata de una bitácora de lecturas sin más pretensiones que las de aconsejar a quienes me piden consejo. Mi recomendación es mi experiencia. Junto al libro pongo algún comentario.Atril es el lugar en el que leo; leer con un lápiz en la mano es una vieja costumbre. Vladimir Nabokov solía hacerlo así. Les auguro un execelente viaje con un libro en la mano para traspasar el límite de la realidad y entrar en la ficción. "Fiction pure joy""
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