17.4.07

"Ultimas tardes con Teresa" de Juan Marse


Esta novela concedió la popularidad literaria al escritor Juan Marsé. Con un narrador omnisciente en tercera persona “Últimas tardes con Teresa” (1966) ubica en su habitual ambiente, la ciudad de Barcelona, su también usual relación amorosa entre dos personajes de distinta condición, aquí una muchacha burguesa, progre e idealista llamada Teresa, y un atractivo joven barriobajero que se dedica a la delincuencia, Manolo, también conocido como Pijoaparte. Este choque de clases, contrastes sociales y ansias vitales, marcadas por las carencias, hipocresías y caprichos de los distintos estratos sociales, son la base de este historia memorística de romanticismo urbano, en la cual se critica de manera leve a la burguesía y se establece un miramiento realista, y también sardónico, al aspecto social de la emigración hacinada en los barrios marginales de la ciudad condal, con caracteres que buscan más el materialismo liberador que el idealismo tramoyista del que ya posee el bienestar económica.Esto es lo más interesante de la novela. La confrontación entre los poseedores de los recursos pecuniarios para vivir que pueden dedicarse a la gratuita y pedante fabulación ideológica, y la gente que sufre carencias, que necesitan ganarse la vida como pueden y están más pendientes de mejorar y progresar a nivel material que de fantasías psicoprogres aburguesadas.El destino muchas veces cercenará esos anhelos, esas promesas de mejora que atoran en una situación precaria al individuo menos favorecido, tratado con mayor afecto por Marsé.El aspecto ambiental, la Barcelona de la década de los 50, está lo suficientemente bien dispuesto como para ubicar al lector en la urbe catalana y los personajes principales, perdedores en sus diferentes empeños vitales, descritos de manera óptima y con un tono melancólico. De fácil lectura en general, le sobra puntualmente cierta retórica.

8.4.07

"Plata quemada" de Ricardo Piglia


Esta novela cuenta una historia real. Se trata de un caso de la crónica policial que tuvo como escenarios a Buenos Aires y a Montevideo en 1965. En septiembre de ese año una banda asalta un banco en San Fernando, provincia de Buenos Aires. También participan varios políticos y policías que tomarán su parte del botín una vez que el robo haya funcionado. El plan se cumple. Sin embargo, en la huida, los maleantes deciden traicionar a sus socios y escapar con todo el dinero. La policía no lo va a permitir. Ricardo Piglia tuvo acceso a materiales confidenciales: los testigos judiciales, la transcripción de las grabaciones secretas realizadas por la policía durante el dramático asedio, las declaraciones testimoniales y la crónica periodística. El conjunto del material documental le permitió a Piglia armar la historia y reconstruir a los personajes, el habla, la época, la trama y el drama con admirable precisión. Ricardo Piglia obtuvo el Premio de Planeta Argentina en 1997 con Plata quemada. ©Derechos de autor, Editorial Planeta, 1997


Ricardo Piglia nació en Adrogué, provincia de Buenos Aires en 1941. Más tarde, en 1955 y debido a "una historia política, una cosa de rencores y odios barriales", su familia se mudó a Mar del Plata, en donde Piglia descubriría a Steve Ratliff ("un yanqui extraño"), el mar y el mundo literario. En 1967 apareció su primer libro de relatos, La invasión, premiado por Casa de las Américas. En 1975 publicó Nombre falso, un libro de relatos que ha sido traducido al francés y al portugués. En 1980 apareció Respiración artificial, de gran repercusión en el ambiente literario y considerada como una de las novelas más representativas de la nueva literatura argentina. Su siguiente novela Ciudad ausente, demoró doce años en aparecer. Basado en esta novela, Piglia elaboró en 1995 el texto de una ópera con música de Gerardo Gandini. Piglia recibió, en noviembre de 1997, el Premio Planeta por su novela Plata quemada. El premio está dotado de 40.000 dólares y fue otorgado a la novela de Piglia por unánime desición del jurado integrado los escritores Augusto Roa Bastos, Mario Benedetti, Tomás Eloy Martínez y María Esther de Miguel. Junto a su obra de ficción, Piglia ha desarrollado una tarea de crítico y ensayista, publicando textos sobre Arlt, Borges, Macedonio Fernández, Sarmiento y otros escritores argentinos.

"París" de Edmund White


Tras dieciséis años en la capital, Edmund White atrae al lector hacia los fascinantes recovecos de su París personal y nos presenta un retrato de la ciudad de la luz desde la perspectiva de un caminante ocioso, alguien que deambula sin propósito aparente, pero que sintoniza en secreto con la historia del lugar, y en secreto va en pos de aventuras, ya sean estéticas o eróticas. Así, el paseante vagabundea por las calles y avenidas y a lo largo de los muelles, por unos rincones y unas aceras de París prácticamente desconocidos para los visitantes e incluso para los propios parisinos.

Entrando en el Warais, evoca la historia de los judíos de Francia; en una visita al Haynes Grill recuerda la presencia (festiva, turbulenta) de los americanos negros en París durante un siglo y medio. Gays, decadentes, personajes estrafalarios del pasado y del presente, se someten al escrutinio del paseante. A su capricho, visita librerías y comercios, monumentos y palacios, y nos proporciona anécdotas e informaciones de lo más variopinto y curioso acerca de cada uno de esos lugares, penetrando a través de los muros ciegos en el interior de los nobles edificios, y captando un atisbo del humano tormento que contiene este París inédito. Por el camino nos lo cuenta todo, desde los últimos debates entre los legisladores franceses hasta los jugosos detalles de la vida de Colette.

Es este el primer de los libros que comienzo a leer sobre París...

"La hermana" de Sándor Márai


Pocos escritores habrá tan parecidos a sus personajes. Su nombre auténtico era Sándor Grosschmid y su vida fue la del siglo XX, la de un nómada real y metafísico así como la de una víctima de los dos grandes totalitarismos, un ser despedazado por la Historia. Había nacido el año 1900 en Kassa, localidad ubicada en aquella época en el imperio austrohúngaro, que ahora pertenece a Eslovaquia, y tuvo que dejar Budapest en dos ocasiones, la primera de muy joven por sus discrepancias con del Gobierno del fascista Miklós Horthy para vivir entre Francia y Alemania; la segunda vez en 1948, cuando el ejército soviético entró en Hungría, para exiliarse primero a Suiza, luego a Italia, a Nueva York y adquirir la nacionalidad estadounidense en 1952. Odió con la misma fuerza y la misma capacidad de denuncia tanto al nazismo como al comunismo y una ironía cruel de esa Historia que lo había zarandeado quiso que se suicidara en la localidad californiana de San Diego en 1989 y no viera la caída del muro de Berlín ni del Telón de Acero.


De esa condición de nómada existencial y de víctima de la Historia da buena fe nace 'La hermana', una novela cuyo argumento se sitúa en la tercera Navidad de la Segunda Guerra Mundial y en un hotelito de montaña transilvano que es un cúmulo delirante de incomodidades físicas. A la estrechez y miseria del edificio se añade la tortura climática del frío y la lluvia, así como el apretujamiento en el que van a esperar la Nochebuena «siete bípedos» admitidos en la casa como huéspedes, a cuya presencia se añade la del dueño y la esposa, una pareja de rumanos corpulentos, serviciales y de andares pesados, dos muchachas y un pastor del valle que en invierno trabajaba como criado en aquel refugio. A caballo entre la narrativa filosófica y expresionista de lengua alemana, no es difícil encontrar en 'La hermana' ecos de Musil y de Kafka. La misma manera admirativa en la que el narrador en primera persona se refiere a Z, uno de los huéspedes en el que reconoce a un pianista «célebre y paradigmatico» que hace tiempo que ha desaparecido de la vida pública en circunstancias misteriosas recuerda o -más exactamente- se dibuja como un probable antecedente de la machacona insistencia y del sarcástico humor negro con los que el escritor austríaco Thomas Bernhard mostraba su desaforado fervor por 'El sobrino de Wittgenstein' en el relato que lleva ese título y se desarrolla en un sanatorio. Lo que se va a ir desarrollando en ese claustrofóbico espacio de la montaña es una red de relaciones afectivas que tienen como hermético punto referencia uno de los Diálogos de Platón en el cual expone su doctrina sobre el amor, sobre la pasión, la sensualidad y todas las caras del dios Eros. En esa relación de una pareja madura y burguesa en la que domina el plano emocional sobre el carnal y que la presencia de la enfermedad y la locura en el personaje femenino contribuirá a abrir el desenlace hacia el suicidio.

"Don Juan (contado por él mismo)" de Peter Handke


Don Juan encuentra refugio en un albergue deshabitado, próximo a las ruinas del monasterio francés de Port-Royal-des-Champs. Durante su estancia de siete días le confiesa al único habitante de estos parajes, un cocinero desocupado y ávido lector, las peripecias vividas en las siete jornadas anteriores en compañía de un criado. Aventuras con diversas mujeres, unas complacientes, otras vengativas, mantenidas cada día en lugares variopintos: desde el Cáucaso a los Países Bajos, pasando por Oriente Próximo, el norte de África y Escandinavia. "En Don Juan (Contado por él mismo)" Peter Handke reinterpreta de forma novedosa a este clásico arquetipo del engaño y el libertinaje que llegó hasta nuestros días de la mano de autores tan diversos como Tirso de Molina, Zorrilla, Molière o Mozart, entre otros. Nos esboza un Don Juan que fascina a las mujeres, sobre todo con su mirada, pero no es el seductor y libertino de antaño al que estamos acostumbrados. Es un Don Juan aislado, desorientado, atormentado por la pérdida de su hijo, el único ser al que realmente amó. Es un hombre al que hasta la presencia de las mujeres llega a inquietar y que, como un héroe moderno, no encuentra un sentido a la vida. Únicamente la pena y la desesperanza lo acompañan y guían en su agitado deambular por el mundo, como una especie de fantasma que pasea su desesperación a través de los siglos, cargando con el sentimiento de la muerte. Fiel a su divisa, Handke aprovecha las memorias de Don Juan como fuente de reflexión para ahondar en la ambigüedad y las diferentes facetas que muestra el mundo real. Lo hace con su estilo peculiar, a través de retratos y descripciones pormenorizadas de personajes y objetos, especialmente de la naturaleza, buscando el perfil más insólito y preciso, en una historia que, como la de Don Juan, no tiene fin

"La Ofensa" de Ricardo Menéndez-Salmón


“La ofensa” relata el viaje de un sastre alemán, Kurt Crüwell, al corazón del mal cuando estalla la Segunda Guerra Mundial. Está divida en tres partes: La bestia rubia, Una educación sentimental y Esta lágrima contiene un mundo. La bestia rubia narra la vida cotidiana del sastre y culmina cuando Kurt, testigo de una experiencia brutal (una masacre en la Bretaña francesa), pierde la sensibilidad. Una educación sentimental transcurre en el hospital francés Notre Dame de Rocamadour, donde el Doctor Lasalle y Ermelinde, enfermera y posterior compañera sentimental de Kurt, tratan de darle cura al mal extraño que afecta a su cuerpo. Esta lágrima contiene un mundo nos muestra a Kurt en Londres, con otro nombre, otro empleo y hasta una nacionalidad diferente. Todo parece marchar a la perfección, pero ¡cuidado!, nos previene el narrador, porque “la memoria no es un instrumento del hombre, un siervo amable (…); más bien parece que el hombre fuera un lacayo de su memoria”. Sin revelar el final de la historia, sólo digo que esta última parte nos enfrenta, entre otras, con una de las preguntas más antiguas del hombre: ¿cuánto hay de azar y cuánto de voluntad en lo que refiere al curso que toma nuestra vida?


Biografía del autor:


Nacido en Gijón, en 1971, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Oviedo. Coordinador de la revista El Norte de los Libros, colaborador del diario El Comercio y codirector de las colecciones KRK Pensamiento y KRK Tras 3 Letras, ha publicado la colección de relatos Los desposeídos (1997), la obra teatral Las apologías de Sócrates (1999) y las novelas La filosofía en invierno (1999), Panóptico (2001), Los arrebatados (2003) y La noche feroz (2006, premio Casino de Mieres). Su libro de relatos Los caballos azules (Ediciones Trea, 2005) —en el que se recoge el texto homónimo ganador del Premio Juan Rulfo, uno de los más prestigiosos de la narrativa en lengua castellana— ha sido saludado por la crítica con grandes elogios: «El tono brillante y repleto de cultura confiere a este pequeño libro su poderosa personalidad, de la que cabe esperar un futuro muy estimable y prometedor», Rafael Conte, El País; «Un narrador de solidez poco habitual», José Luis Piquero, Clarín; «La mejor obra del que ya es por derecho propio uno de nuestros mayores escritores», Daniel Sebastián, La Nueva España. Sus relatos, además, han merecido otros premios importantes, como el Alfonso Martínez Mena, el Antonio Segado del Olmo y el José Nogales